Rehabilitación de la distonía focal del músico mediante la estimulación de la propiocepción

"Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Es hora de comprender más, para temer menos"  (Marie Curie)

La propiocepción ("propio conocimiento") es la información que el cuerpo emite de sí mismo y le sirve para auto-regularse. Utiliza receptores musculares, articulares y de la piel que envían información acerca de la colocación exacta de articulaciones, músculos y posición del cuerpo. Por lo tanto, desempeña una función clave en el control del movimiento y de la postura.

Según Joaquín Farias, los pacientes afectados por distonía no son conscientes de la tensión que están produciendo, dónde la están produciendo ni cuándo. A veces sienten sus manos afectadas como pertenecientes a otra persona y tienen dificultad para percibir la posición de los dedos o de la acción de los músculos flexores o extensores. El proceso de reestructuración propioceptiva que propone tiene como objetivo recuperar la conciencia de la tensión que se produce, para poder ajustarla e inhibirla.       

Para ello es necesario realizar una serie de ejercicios que describo a continuación, cuya práctica debe realizarse todos los días durante unos 30 minutos y, al menos, durante 12 meses. Deben practicarse con las dos manos, tanto la afectada como la no afectada.

Puedes comprar el DVD donde lo explica el propio Joaquín Farias aquí.

Ejercicios de movimiento ralentizado (20 minutos)

Todos los ejercicios deben realizarse de la manera más relajada y lenta posible y repetirlos dos veces.

  • Todos los dedos al mismo tiempo: flexionar y extender las articulaciones interfalángicas despacio.
  • Flexionar y extender las articulaciones metacarpofalángicas despacio.

  • Separar los dedos despacio y aproximarlos muy lentamente.

  • Flexionar y extender la articulación interfalángica intentando que el pulgar este relajado y, esta vez, cada uno de los dedos por separado.

  • A continuación realizar el ejercicio 3 pero con cada uno de los dedos por separado.

  • Describir un movimiento circular con cada uno de los dedos por separado y en los dos sentidos.

  • Extender y flexionar la articulación metacarpofalángica de cada uno de los dedos. El movimiento debe ser lo más lento posible, concentrándose en percibir las sensaciones que el movimiento produce.

  • Ejercicios de muñecas: flexión y extensión.

  • Ejercicios de antebrazo: partiendo de la posición neutral de este, realizar una flexión y una extensión del antebrazo. Realizar el mismo movimiento desde la posición de pronación y, posteriormente, de supinación.

  • Partiendo de la posición de prono-supinación, aumentar la pronación hasta llegar a la posición de pronación máxima.

  • Partiendo de la posición de prono-supinación, iniciar una supinación lenta y prolongada hasta llegar a la posición máxima de supinación.

  • Describir un círculo del antebrazo con un movimiento lento, preciso y continuo, y en ambos sentidos.

  • Ejercicios de hombro: anteversión y retroversión muy lenta.

  • Separación y aproximación lenta del hombro.

  • Describir un círculo del hombro con un movimiento lento, preciso y continuo, y en ambos sentidos.

Ejercicios de control de la presión (10 minutos)

Con las manos cruzadas, presionar con el dedo índice fuertemente y relajar la tensión seguidamente. Observar el tiempo que dura dicha relajación. Presionar con una presión menor y volver a relajar y observar que el tiempo necesario ahora es menor. Repetir lo mismo cada vez con menos intensidad y con cada uno de los dedos.

Los diversos grados de presión atienden a nuestra propia escala subjetiva interna. En un principio, la escala debe incluir al menos 10 grados de presión siendo nuestra propia propiocepción la única guía para realizar el ejercicio. El objetivo final será percibir-realizar un mayor número de presiones distintas hasta alcanzar un mínimo de 30. 

Jorge Fernández