La distonía focal del músico y el exceso de control

"Nada es veneno, todo es veneno: la diferencia está en la dosis" (Paracelso)

Imagina que a partir de un día intentas controlar cada uno de los movimientos de los músculos que intervienen cuando realizas una actividad cotidiana como conducir. ¿Sería caótico no?

En cierta medida, la distonía focal del músico se relaciona con un exceso de control en unos movimientos automatizados que, paradójicamente, generan un descontrol. Por eso, la rehabilitación no consiste en aprender nada nuevo, sino en “conseguir estabilizar un estado físico y mental que permita que el cuerpo haga lo que ya sabe hacer”. Si somos capaces de buscar el recuerdo que tenemos almacenado del movimiento libre, se producirá entonces el movimiento deseado.

3 ejercicios para rehabilitarse de la distonía focal del músico 

Una de las técnicas más eficaces en el proceso de rehabilitación es intentar tocar mientras distraes a tu cerebro llevando a cabo una “actividad colateral”. La finalidad es que no sepas conscientemente qué es lo que está haciendo tu mano. De esa manera, le estás permitiendo que haga el movimiento automatizado que ya sabía hacer, sin interferir en la coordinación automática de los reflejos motores que ya tienes adquiridos. Te propongo a continuación tres ejercicios para conseguir esto que, aunque están enfocados a mi caso concreto de la guitarra, pueden extrapolarse y adaptarse a otros instrumentos. Todos ellos hay que hacerlos mientras se toca algo muy fácil con el instrumento.

  • Realiza al mismo tiempo otra actividad: desvía la atención de tu cerebro a otra actividad colateral, como puede ser leer en voz alta o realizar una secuencia con otra parte del cuerpo, como la lengua (por ejemplo, sacándola primero a un lado, luego a otro, arriba y abajo...), los pies, las cejas, etc. Dependiendo de la persona, el efecto durará más o menos, ya que con el tiempo el cerebro se acostumbra y vuelve a prestar atención a la mano. En ese momento debemos descansar y, al rato, repetir otra secuencia diferente. El objetivo es no ser consciente de los movimientos que hacemos cuando tocamos y, si quieres, puedes grabarte y comprobar que la mano está mucho más relajada y con menos movimientos distónicos. Hay personas que por muy difícil que pongas el ejercicio siguen teniendo tiempo para pensar en la mano. Por eso debemos saber que estas actividades que realizamos se pueden complicar añadiendo varias secuencias (por ejemplo, realizando una secuencia con la lengua y otra diferente con los pies) o haciendo, al mismo tiempo, operaciones matemáticas mentalmente.

  • Focaliza tu atención en la respiración: Partiendo de una buena posición que te permita mantener una respiración fluida, presta atención a cómo entra el aire y fluye hasta volver a salir del cuerpo. El Yoga y la meditación, de los que hablaré en otro post, te ayudan precisamente a ser capaz de focalizar tu atención, en este caso, a la respiración.

  • Mírate fijamente los ojos en un espejo: Nuevamente se trata de una acción cuyo objetivo es intentar mantener la atención fuera de la mano. De hecho, es además una sencilla técnica para meditar, que permite caer en una especie de ensoñación y encontrarnos con nuestro propio Yo, cuya expresión técnica es el nivel subconsciente de la mente. Por curiosidad, es interesante leer un ejercicio propuesto por el místico indio Osho.
Jorge Fernández