La "Suite Compostelana" de Mompou

PRESENTACIÓN DEL AUTOR

1. Biografía

Frederic Mompou i Dencausse, hijo del abogado Frederic Mompou y su esposa Josefina Dencausse de origen francés, nació el 16 de abril de 1893 en el popular barrio barcelonés de “El Paralelo”.  Su hermano Josep Mompou, cinco años mayor que él, se convertiría en un apreciable pintor.  La más importante herencia musical que recibió el joven compositor de su familia fue curiosamente la fundición Dencausse, que era la fábrica de campanas de su abuelo y cuyos sonidos impregnarán gran parte de su obra.

Inició sus estudios de piano en el Conservatorio del Liceo de la Ciudad Condal, de la mano del maestro Pere Serra. A los 9 años de edad, y tras ver un concierto de Gabriel Fauré en Barcelona, nace en él su gran pasión por la música y en 1911 decide trasladarse a París (con una carta de recomendación de Granados para el francés, que era el director del Conservatorio de París), donde finalmente estudiará con los profesores Ferdinand Motte-Lacroix y Marcel Samuel-Rousseau ya que, tal vez debido a la enorme timidez que le acompañará el resto de su vida, no llegó nunca a entregar aquel escrito.

Permaneció en la capital francesa hasta que comenzó la Primera Guerra Mundial y decidió huir a Barcelona, publicando en 1920 su primera obra (Cants magics). En 1921 regresa nuevamente a París y, tras un elogioso artículo del crítico Émile Vuillermoz, alcanza repentinamente gran popularidad y comienza a relacionarse con los principales compositores de la época.

Desde 1931 hasta 1941 no publicó ninguna obra, año en el que decide regresar a su ciudad natal tras la invasión alemana de París. Su situación financiera y personal no será entonces demasiado buena, ya que por aquellas fechas morirá su padre y su hermano enfermaría de gravedad, hasta que en 1957 (a sus 64 años) se casa con la pianista Carmen Bravo (1920-2007), con la que tiene tres hijos.

En 1974 el compositor graba sus propias composiciones pianísticas con el sello Ensayo y en 1978 un derrame cerebral le obliga a abandonar la composición, muriendo en 1987 a la edad de 94 años.

2. Reconocimientos recibidos

A lo largo de su carrera recibió numerosos galardones entre los que podemos destacar el “Chevalier des arts et lettres” en Francia, el “Premio Nacional de Música” (1979) en España o la “Medalla d'Or” de la Generalitat de Catalunya (1980). También fue Doctor honoris causa por la Universitat de Barcelona en 1979 y miembro de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge. Es reconocido unánimemente tanto a nivel nacional como internacional como uno de los compositores españoles más importantes.

3. Estilo e influencias

Federico Mompou se caracteriza por ser un músico único e independiente dentro de la música española del siglo XX (clasificado como “maestro independiente intergeneracional” por Tomás Marco[3]).

Sus principales influencias las encontramos en el impresionismo con autores como Debussy, pero también en otros compositores franceses como Erik Satie, Gabriel Fauré o Francis Poulanc. La delicadeza y la intimidad de la música de Chopin se reflejan también en la obra del catalán, así como el aire improvisatorio de gran parte de su música. Las composiciones de Mompou destacan por su delicadeza y su carácter casi aforístico ya que, como él mismo decía, era “un hombre de pocas palabras y un músico de pocas notas”.  Su ideal estético se puede plasmar en el verso de San Juan de la Cruz “música callada” que, de hecho, será el título de una de las series de composiciones para piano más populares del compositor. Por otra parte, el folklore catalán y las sonoridades de las campanas que escuchaba de pequeño en la fábrica de su abuelo será una constante en sus composiciones.

4. Obra

Tal como dice Víctor Estapé[4], más que ningún otro compositor, de manera incluso más radical que Chopin o Scriabin, Mompou dedicó la práctica totalidad de su actividad creativa al piano. Ello se hace más extraño por el hecho de que Mompou no fue propiamente un virtuoso al uso. Esta anomalía encuentra razones profundas en la inusual personalidad del compositor, y tiene sus consecuencias en su particular lenguaje.

Según el mismo Estapé, su obra la podemos dividir en tres categorías, tal como hacía el propio Mompou:

  • Obras con vínculo directo con la música tradicional catalana como, por ejemplo, las Cançons i Danses (1921-1963), aunque no todas son canciones populares, siendo algunas composiciones originales.
  • Piezas más metafóricas con elementos folklóricos: varias de sus Impresiones íntimas (1911-1914), Paysages (1942-1960) o Scènes d’enfants (1915-1918), una de las obras más importantes y populares del catalán.

  • Composiciones más abstractas: Charmes (1920-1921), Cants màgics (1917-1919), varios de sus Preludios (1927-1960) o los cuatro cuadernos de Música callada (1951, 1962, 1965 y 1967, respectivamente), una de sus grandes obras maestras.

Fuera de esta clasificación se quedan sus fabulosas Variaciones sobre un tema de Chopin (1938-1957), basadas en el preludio número 7 en La mayor del polaco.

Además de su obra para piano solo, cabe destacar las composiciones para canto y piano del compositor que incluyen piezas como L’hora grisa (1915), Cuatro Melodías (1925), los Comptines (1926-43) o Aureana do Sil (1951).

Mención aparte merecen las cuatro canciones que incluyen su Combat del somni (1942-51), sobre textos de Janés, “de un arraigado sentido lírico y una gran delicadeza, perfectamente libres y, al mismo tiempo, adaptadas hasta el menor detalle a la configuración de los poemas y la lengua castellana” (Marco 1989, 85).

En cuanto a su obra orquestal, esta es prácticamente anecdótica, no siendo un terreno en el que Mompou se sintiese cómodo. Aún así, hay que destacar la importancia de su obra religiosa los Improperios (1964), para solistas, coro y orquesta sobre la liturgia de Semana Santa.

Sin embargo, en el ámbito escénico aportó obras relevantes como su ballet Don Perlimpin (1956), escrito junto a Xavier Montsalvatge, o House of Birds.

Finalmente, hay que señalar su aportación dentro del repertorio guitarrístico con su obra Suite Compostelana (1962) que voy a analizar y la Cançó i dansa No. 13 (1972), así como la transcripción que hizo de la Cançó i dansa No. 10 (1953), escrita originalmente para piano.

4.  PRESENTACIÓN DE "la suite compostelana"

Introducción

La Suite Compostelana fue compuesta por Federico Mompou en 1962, cuando era profesor junto a Andrés Segovia en los Cursos Internacionales de Música de Compostela. Dedicada al maestro linarense, la suite está inspirada en el folclore gallego y consta de seis movimientos: "Preludio", "Coral", "Cuna", "Recitativo", "Canción" y "Muñeira". En ella se aúnan los sonidos y modos característicos de la música española y gallega, con armonías sutiles y evocativas propias del estilo del compositor, cuya obra influenciará notablemente, entre otros, a músicos de jazz.

A la hora de acercarse a una obra del compositor catalán, hay dos elementos fundamentales que serán una constante en su obra: el sonido y el rubato (Iglesias 1976, 126). Según Tomás Marco (1989, 84):

Toda su música nace del estudio a fondo de la sonoridad y, más concretamente de la sonoridad pianística, puesto que toda la obra de Mompou surge tras una búsqueda en el teclado de recursos de sonoridad que pueden ser analizados armónica y tímbricamente pero que obedecen a un primer impulso de pura sensibilidad sonora.
— (Marco 1989, 84)

 

En cuanto al rubato se refiere, Antonio Iglesias lo describe así:

Mompou toca su música con una gran exageración en sus contornos, como una bellísima improvisación siempre, partiendo los ataques entre las dos manos, “acelerando” aquí para “ritardar” allá, el todo dentro de un encanto personalísimo, imposible de imitar, solamente aconsejable en tomar su ideación, su esencia, el contorno de esa línea, interrumpida y rota las más de las veces, de su personal discurso musical…
— (Iglesias 1976, 127)

 

Esta presencia del rubato, inherente a su música llegó incluso a que Mompou suprimiese las barras de compás y los matices de algunas de sus obras, dejando únicamente las notas solas. Algunas de sus más famosas páginas tienen indicaciones del tipo “cantad con la frescura de la hierba húmeda” o “cantad un poco groseramente” (Iglesias 1977, 25) que hacen más difícil aún su interpretación y dan cuenta de la importancia de lo poético en su música.

A estos dos conceptos habría que sumar la tendencia del compositor catalán a expresar lo máximo con el mínimo de ideas, que le llevó a escribir obras bastante breves pero con una concentración musical casi aforística (lo cual puede relacionarse, salvadas las distancias, con compositores como Webern o Satie).

Perspectiva poética

Todo lo dicho anteriormente es aplicable a la Suite Compostelana, en la que el rubato (especialmente en el "preludio" y el "coral") y la sonoridad y enorme versatilidad tímbrica de la guitarra será una constante. Pero, más allá de esto, es importante discutir la presencia que tiene lo folclórico o nacionalista en una suite que “constituye una evocación acertadísima del ambiente de la más céltica y más verde de las regiones españolas y nos demuestra una vez más el universalismo hispánico de Mompou” (Prevel 1981, 153).

La relación con la ciudad compostelana resulta evidente en el uso de formas de expresión de la región como el canto o la danza, siendo la Muñeira (danza popular gallega) el movimiento que más acusa esta presencia de lo folclórico. Esta alusión a lo folclórico lo relaciona con sus famosas Cançons i danses, en las cuales se perciben rasgos evidentes de los giros modales característicos de la canción catalana.

No obstante, según Antonio Iglesias el compositor catalán no es nacionalista, sino que más bien existen en su obra elementos de un cierto “regionalismo” (Iglesias 1976, 225). De esta manera, tanto en Cançons i danses como en la obra que nos ocupa, existe una perfecta simbiosis entre la alusión a lo popular y su propio lenguaje, que culminan en un lenguaje universal que trasciende lo folclórico.

A continuación me centraré brevemente en las características más generales y “poéticas” de cada uno de los movimientos de la suite:

1. "Preludio"

Este primer movimiento se articula en tres secciones claramente diferenciadas que forman una estructura ABA’, a la que se suma una Coda.

Comienza con dos motivos principales: el “motivo x”, formado por los cuatro primeros compases, se caracteriza por el uso del si como nota pedal (y el uso melódico de la modalidad); y, el “motivo y” (c.c. 5-8), por el uso característico del ligado y por encontrarse en un compás de 6/8, a diferencia del 9/8 inicial.

El carácter modal de todo el movimiento le otorga a la partitura un aire evocador, antiguo e, incluso, romántico. Esto se complementa a la perfección al emplear armonías más “modernas” por cuartas y el uso de ciertos cromatismos y pequeñas disonancias en la segunda sección. No obstante, con la “re-exposición” vuelve a ser indiscutible el carácter modal de la pieza, terminando en la tonalidad de la subdominante.

2.  "Coral"

El tempo lento de este movimiento va acorde con el carácter íntimo y reflexivo del mismo. Lo más destacable en él es la sensación que se percibe de uso de ciertas armonías más “contemporáneas” y “vanguardísticas” que se deben a la acentuación de las disonancias en los tiempos fuertes que resuelven, a continuación, en tríadas. Esta fluctuación entre lo disonante y lo consonante otorgan de un gran interés al discurso musical.

3.  "Canción de cuna"

Las canciones de cuna son clasificadas por Josep Crivillé dentro de las melodías tradicionales de marcado aspecto individual (1988, 68). Suelen tener un carácter reiterativo, que podemos observar claramente en este movimiento.

Nuevamente encontramos una estructura tripartita (rasgo característico en gran parte de la música de Mompou) que se desarrolla a partir de dos motivos principales y cuya forma final será ABA’. El motivo principal es de una sencillez extrema: una melodía de tres notas por grados conjuntos y un acompañamiento simple mediante un arpegio. La sección intermedia es más cantábile (molto cantabile) y más reflexiva, casi a modo de coral.

4.  "Recitativo"

Se trata tal vez del movimiento más “disonante” de la suite, con una presencia notable de intervalos aumentados y disminuidos. El compás es 2/4 y la indicación rítmica reza Lento molto expresivo e cantábile. La atmósfera ciertamente extraña que se crea al escucharlo se debe, en parte, al uso del modo locrio (que contiene el intervalo de tritono como uno de los intervalos básicos).

5.  "Canción"

El movimiento gira en torno a la tonalidad de La menor y se encuentra en un compás ternario (3/4). Posee una estructura bastante cuadrada, articulándose en frases de ocho compases, y con una forma rondó variada: ABA’CA’, más una pequeña Coda.

5.  "Muñeira"

Es evidente la relación de este movimiento con la cultura gallega, al ser un baile representativo de estas tierras. Las características musicales más importantes de este tipo de composiciones son: tonalidades mayores (de acuerdo con la gaita gallega); fórmula rítmica característica de corchea con puntillo, semicorchea y corchea en un compás de 6/8; frases musicales de ocho compases, divididas en dos a modo de antecedente y consecuente; y, finalmente, el conjunto instrumental habitual suele estar formado por gaita, pandero y tamboril (Crivillé 1988, 123).

La pieza se articula a base de frases de ocho compases que podemos estructural dentro de una forma general tripartita (ABA’), siendo en la parte intermedia donde encontramos un lenguaje basado en intervalos más disonantes que dan un aire entre lo cómico y lo grotesco a la sección. No obstante, la primera sección es mucho más consonante y diatónica.

Recepción y significado en el catálogo

Ya hemos dicho que exceptuando esta obra, la sinfónico-coral Improperios (1964), una sonata para violonchelo y piano, y las canciones, la obra de Mompou es casi toda para piano. El propio compositor consideraba estas obras no-pianísticas como accidentales en su catálogo (Prevel 1981, 154).

La Suite Compostelana, estrenada por el propio Segovia a quien estaba dedicada, ha gozado de una gran popularidad en el mundo guitarrístico desde el primer momento, convirtiéndose en repertorio básico de conciertos y grabaciones desde entonces. Sin embargo, tal vez se trate de una obra poco conocida fuera de este ámbito guitarrístico.

5.  CONCLUSIONES

Federico Mompou es, sin lugar a dudas, uno de los compositores españoles más importantes del siglo XX.  Su personalidad le hizo componer un tipo de música (que podíamos denominar como anacrónica a su tiempo, lo cual no debe ser considerado de forma peyorativa) muy agradable e intimista, que hacen que llegue a un gran público y lo convierte en uno de los autores que han gozado de mayor popularidad. Se trata de un autor único y original, que “no tiene seguidores porque ni el personaje se presta a la creación de un discipulado ni su música es imitable, aunque sea vanamente imitada” (Marco 1989, 86).

En esta suite para guitarra hemos podido observar gran parte de estas características del estilo del compositor, entre ellas el uso del rubato y la importancia de la sonoridad. El timbre y el “color” es algo imprescindible a tener en cuenta a la hora de interpretar una obra de este poeta de la música, máxime en un instrumento tan versátil como la guitarra. La sutilidad, el equilibrio e intimismo de su obra queda reflejada en esta suite, fruto de la conexión del catalán con la ciudad de Compostela.

Mompou, que “vivió las primeras vanguardias del siglo XX y fue contemporáneo de la ruptura de la tonalidad a la vez que del intento francés y español de profundizar en ella, y hasta de las innovaciones más notorias de la posguerra de la segunda mitad de siglo “ (González Lapuente 2012, 75), se mantuvo fiel a lo largo de su trayectoria a un lenguaje propio y un estilo homogéneo estilísticamente desde sus inicios. Aunque en su música podemos encontrar elementos folclóricos, como en el caso de la obra que he analizado, el compositor fue capaz de estilizar esa fuente catalana e hispánica para crear una música universal que transciende el puro tópico.

Esta obra para guitarra refleja por tanto todas aquellas características de la música del catalán que se suelen apreciar normalmente en sus partituras pianísticas. A pesar de que su aportación al repertorio guitarrístico fue casi anecdótica, la calidad técnica y musical de esta obra le ha otorgado a Mompou un lugar relevante en la historia de la música de este instrumento.

6.  BIBLIOGRAFÍA

 

[1] Enrique Franco, El País, 20 de abril de 1986. Citado en (Janés 1975, 405).

[2] http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lmu/perez_a_g/capitulo4.pdf Consultado el 20/12/13

[3] (Marco 1989, 82)

[4] http://www.march.es/musica/publicaciones/semblanzas/pdf/mompou.pdf Consultado el 10/01/14