10 pasos para estudiar una obra eficazmente

1.  Elige música que te guste

Si el músico no se entusiasma o logra despertar afinidad con una obra, difícilmente va a poder sentir algo con ella y, mucho menos, transmitir esa emoción al oyente. ¿Acaso no es ese el objetivo de cualquier artista?

Siempre he creído conveniente que sea el propio alumno quien seleccione las piezas de entre una lista de recomendaciones propuesta por el profesor atendiendo a su nivel. Pero si no tienes elección y tienes que estudiar una obra que no te gusta, tómala como un desafío y un reto para mejorar tú técnica y musicalidad. Encuentra en la partitura algo que te resulte interesante y que te motive, como puede ser un pasaje difícil o un recurso técnico poco habitual. Conviértela en la excusa perfecta para mejorar como músico. La motivación es imprescindible para un buen estudio, como te expliqué en la serie de artículos titulada "La motivación del músico".

2.  Primer acercamiento a la partitura

Genera una primera imagen de la obra atendiendo a los siguientes aspectos: el título, el tipo de pieza que es, estilotempo y signos de expresión más utilizados, tonalidad, la forma de las líneas melódicas, el ritmo, la estructura armónica y la arquitectura de la obra, es decir, cuál es la forma musical y cómo se relacionan cada una de sus secciones.

3.  Absorbe el sonido, estilo y significado de la obra

  • Repentización. Lee la pieza varias veces para tener una primera impresión de la misma, sin preocuparte de los errores que cometas. Recuerda que la lectura a primera vista es una de las cualidades más necesarias en un músico profesional.

  • Escucha grabaciones y vídeos de los grandes maestros. Las nuevas tecnologías nos brindan la posibilidad de acceder a multitud de grabaciones y vídeos de los mejores músicos tocando las obras del repertorio de nuestro instrumento. La influencia que puede ejercer esto en nuestra formación es de un valor incalculable. Por eso, creo que debemos escuchar al máximo número de los grandes intérpretes, con el fin de desarrollar nuestra propia personalidad. Igual que el niño aprende imitando, nosotros evolucionamos como músicos escuchando y dejándonos aconsejar por los mejores. Esto favorece el despertar interno de nuestro propio estilo.

  • Escucha música del mismo periodo y de otros instrumentos. Nunca vas a ser capaz de comprender completamente la música de un determinado compositor sino has escuchado las obras que compuso para otros instrumentos. Es también imprescindible empaparse con la música de la época escrita por otros autores. ¿Cómo se puede interpretar a Sor, por ejemplo, sin escuchar a Mozart o Haydn? ¿Conoces las grandes obras de la historia de la música o sólo las de tu instrumento? En definitiva, ¿quieres ser un verdadero músico o simplemente otro instrumentista más?
  • Lee material complementario. Una forma más de adentrarte en el estilo de la música que tocas es leyendo sobre ella. Dedica tiempo de tu estudio a leer información sobre la historia de la música y de tu instrumento. Investiga sobre el contexto cultural general en el que vivió el autor. Recuerda que el compositor no vive al margen de la sociedad de su tiempo y que, frecuentemente, la ciencia, la filosofía, la pintura, la arquitectura, la escultura o la literatura ejercen influencia en su obra.

4. Analiza la música

Mi especialidad como musicólogo es el análisis musical. Siempre me ha fascinado la idea de diseccionar una obra y comprenderla al máximo intelectualmente. Pero como músico, pienso que la función del intérprete es ver más allá de lo que un análisis muestra, más allá de lo evidente. Por eso, para el verdadero artista la importancia del instinto musical es mayor que la del análisis. Conozco grandes músicos que son incapaces de analizar una fuga, pero que cuando les escuchas te transportan a una nueva dimensión con ella. Por eso mi recomendación es que realices tu propio análisis e interpretación de la pieza, que se adapte a la forma en que oyes y sientes la obra. Apela, en última instancia, a tu instinto musical para trascender las propias notas.

a) Estructura general

Descubre el número de secciones, los inicios y finales de los motivos y frases musicales, las armonías estructurales y cómo se relacionan cada uno de estos elementos.

Pregúntate: ¿Cuáles sientes que son, de manera subjetiva, los momentos de mayor tensión y relajación de la obra? Elabora un pequeño gráfico identificando estos puntos que, en último término, te ayudarán a determinar las secciones fundamentales y los puntos climáticos de la pieza.

b) La textura y el fraseo

Una parte importante de la textura de una pieza es el número de voces. Incluso piezas arpegiadas como el Preludio en Rem de Bach que aparentan tener una sola voz, en realidad, poseen varias. Identifícalas y estudia el balance sonoro que deseas para cada una de ellas. Como norma general, intenta destacar siempre la melodía, sin descuidar las demás. Piensa cada una de ellas como un instrumento de una orquesta o de un cuarteto, y otórgales la relevancia que se merecen.

Por otra parte, analizar el fraseo implica el estudio de la dinámica, la articulación, los acentos o los cambios de tempo. Identifica los distintos periodos, frases y subfrases de la partitura.

5. Realiza una buena digitación

Una vez conozcas mejor la pieza y su carácter a través de los pasos anteriores, debes encontrar las mejor manera para llevar a cabo esas ideas musicales, siendo la digitación un aspecto fundamental para ello. La digitación debe responder a tu idea musical. Experimenta con distintas posibilidades y decide cuál de ellas es la más natural y musical. Casi siempre existen distintas posibilidades de tocar un determinado pasaje. Prueba y se imaginativo.

6. Estudia muy lentamente 

Leer la obra despacio con métronomo es un paso importante que debería repetirse siempre. Estudiar lentamente permite a tu mente y a tus dedos generar buenos hábitos y evitar cometer errores después. Al bajar la velocidad, serás capaz de pulir la interpretación. Presta atención a otros aspectos como la afinación, la calidad del sonido o las sensaciones del cuerpo. Elimina todos los sonidos indeseados y las irregularidades que puedan existir. No dediques mucho tiempo a lo que ya sabes tocar, sino más bien identifica los pasajes problemáticos y trabájalos por separado.

7. Toca a tempo con y sin el metrónomo

Una vez superado el paso anterior, es el momento de tocar la pieza a tempo. Sigue siendo interesante practicar todavía con el metrónomo para interiorizar mejor el ritmo y el tempo exacto que deseas. Una vez que seas capaz de tocarlo a tempo con el metrónomo, dedica también tiempo a trabajar sin él. No olvides seguir estudiando lentamente, ya que esta sigue siendo la técnica más eficaz para estudiar.

8. Memoriza la obra

Si ya has estudiado eficazmente la forma, expresión y digitación de la pieza, memorizarla no supondrá mayor dificultad.

En mi artículo "Como memorizar una partitura y no morir en el intento" te propuse 10 estrategias para memorizarla. En esta ocasión te expongo otras dos técnicas:

  • Memorización "inconsciente": Una vez has trabajado la pieza, tócala justo antes de ir a dormir todas las noches durante al menos una semana, sin realizar ningún esfuerzo por memorizarla. Recuerda que dormir bien es imprescindible para en buen aprendizaje. Durante la noche, la música se instalará en tu memoria a largo plazo. Después de repetir este proceso durante unos días, comprueba el nivel de memorización alcanzado e incorpora el estudio de los pasajes que estén menos claros.

  • Memorización "consciente", basada en la técnica empleada por Suzuki con sus alumnos. Toca un único fragmento (normalmente uno o dos compases) y para completamente. Piensa el sonido de los dos siguientes compases y después tócalos. Repite este procedimiento hasta el final.

9. Practica mentalmente

Tu mente es la mejor herramienta para memorizar y refinar una pieza musical. Si eres capaz de escucharla, verla y sentirla en tu cabeza, tendrás la seguridad de tocarla en público. Por eso, una vez hayas estudiado la obra durante un tiempo, puedes comenzar a practicarla mentalmente, tal y como describí en "Estudiar mentalmente: La asignatura pendiente del estudiante de música".

Para comprobar si realmente la tienes claramente en la cabeza, pregúntate: ¿Sería capaz de escribirla de memoria? Pruébalo alguna vez y puede que te sorprenda el resultado.

10. Escúchate a ti mismo

Resulta imprescindible comprobar si estás tocando la música de la manera que crees y que quieres, lo cual implica escucharse asimismo. Para ello practica con los ojos cerrados y los oídos bien abiertos. Es importante que seas honesto contigo mismo. Frecuentemente tenemos una percepción distorsionada de cómo tocamos, entre otras cosas, debido a la cercanía física con el propio instrumento que hace que suene distinto para ti que para el público.

Cuando pienses que sabes razonablemente bien la pieza, grábate para poder analizar mejor tu interpretación. En muchas ocasiones, el mejor maestro eres tú mismo. Escúchate, se tu propio profesor y date a ti mismo una clase magistral. Escribe todo aquello que te gustaría mejorar o cambiar, trabájalo y vuélvete a grabar para ver si has conseguido los resultados que deseas. Durante este proceso, ignora cualquier pensamiento negativo acerca de tu manera de tocar. Valora los aspectos positivos y céntrate únicamente en mejorar. Echa un vistazo a lo que escribí en "Cómo superar el miedo escénico: la mentalidad pre-actuación".

Por último, también es interesante tocar para personas de confianza para que te den su opinión, como tus profesores o tus amigos. Ellos te darán una visión más objetiva aún de tu interpretación.


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